 Debido a los impactos del covid-19, muchas empresas vietnamitas enfrentan la carencia de fondos para sus operaciones. (Foto: VOV) |
La Sociedad de Responsabilidad Limitada Eco Garment Vietnam se especializa en la producción de ropa. Según su directora, Le Ha Minh, la epidemia ha afectado mucho al capital de su empresa. Por las dificultades que enfrentó en la exportación a los mercados tradicionales, esta entidad se enfocó en el mercado doméstico y en mercados extranjeros nuevos.
A pesar de este cambio en su estrategia, la compañía sufrió una reducción en sus ingresos, y, además, tuvo que retener a sus trabajadores, lo que afectó en gran medida al flujo de caja de la compañía. Ha Minh compartió: “Solemos recurrir al capital de las instituciones de crédito y los bancos. Aunque estas fuentes crediticias son muy grandes y abundantes, las condiciones y los requisitos para acceder a ellas son vistas como un estorbo para las empresas, especialmente las que están en una situación difícil”.
Para muchas compañías, especialmente las pequeñas y medianas, conseguir capital supone un rompecabezas. En los últimos 5 años, han aparecido en Vietnam muchas formas nuevas de recaudación de fondos, tales como: Fintech- industria financiera que aplica nuevas tecnologías a actividades financieras y de inversión, préstamos entre pares (P2P), micromecenazgo o crowfunding -mecanismo colaborativo de financiación de proyectos desarrollado sobre la base de las nuevas tecnologías y financiamiento de la cadena de suministro.
Sin embargo, por diversas razones, las empresas nacionales recurren principalmente a préstamos de bancos comerciales, en lugar de aprovechar dichas alternativas. Esto deriva en una fuerte presión para reembolsar la deuda e impedimentos en la producción y los negocios de las compañías. Según los expertos, la diversificación de las formas de movilización de fondos ayudaría a las empresas a superar estas dificultades. Para ello, es necesario elevar la eficiencia administrativa y operativa y su competitividad, para tener acceso a diferentes recursos de capital y poder movilizar fondos en el mercado de valores mediante la emisión de acciones y bonos corporativos.
El doctor Can Van Luc, experto en banca y finanzas, sostuvo que el tamaño del mercado de capitales de Vietnam aún es pequeño en comparación con el de otros países de la región. Por lo tanto, las empresas deben ser transparentes en sus operaciones y estados financieros, al tiempo que aumentar sus conocimientos sobre las políticas de finanzas-crédito, garantías crediticias y apoyo empresarial, además de fortalecer los vínculos y unirse a las cadenas de valor con otras empresas nacionales y extranjeras. Asimismo, el marco legal también debe ser más completo y las condiciones para que las empresas puedan beneficiarse de las políticas de asistencia financiera y crediticia, y de exención y reducción de impuestos deben ser fáciles de cumplir, mientras que los procedimientos administrativos al respecto tienen que ser más simples.
Van Luc agregó: “Los paquetes de apoyo deben ser diseñados de manera idónea. Tomemos como ejemplo el paquete de seguridad social de 2020, con un valor total de 16 billones de dongs, o sea casi 695,5 millones de dólares, y una tasa de interés del 0%. Sus condiciones no eran adecuadas, por eso las empresas no pudieron acceder a él. Ahora tenemos que ajustarlo para que sea asequible. Además, es necesario coordinar las políticas para cumplir con el deseo de aplazamiento o exención de impuestos de las empresas. Finalmente, debemos promover la aplicación de la tecnología de la información”.
En el contexto actual, el mercado crediticio vietnamita se enfrenta a una gran presión, no sólo porque tiene que aportar capital de corto plazo a las empresas, sino también porque tiene que inyectar fondos de mediano y largo plazo a la economía nacional. Sobre la base de las experiencias de muchos países avanzados del mundo, el mercado de valores se considera un canal de recaudación de capital muy eficaz para garantizar el desarrollo sostenible. Al mismo tiempo, resolvería el desequilibrio entre el mercado crediticio y el de capitales, estabilizaría la macroeconomía y mejoraría la competitividad de la comunidad empresarial. Así para mantener sus operaciones, las compañías deben mejorar las capacidades de administración y de gestión de riesgos.